El 44% de las habilidades de los trabajadores cambiarán significativamente en los próximos cinco años

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En esta línea, los empresarios están centrando su atención en la capacidad para resolver problemas complejos, una habilidad que cobra cada vez más relevancia a medida que los entornos laborales se vuelven más desafiantes y colaborativos. Esto plantea la necesidad de que los profesionales no solo dominen las herramientas técnicas, sino que también potencien sus competencias sociales. Al respecto, Miguel Navarro, CEO de Productividad Feroz y experto en hábitos, productividad y biohacking, apunta que “las habilidades técnicas pueden abrir puertas, pero son las habilidades blandas las que te mantienen dentro”.

Este enfoque lo respaldan investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y el Centro de Investigación de Stanford, las cuales muestran que 8 de cada 10 factores que determinan el éxito laboral provienen de tener bien desarrolladas las habilidades sociales y emocionales, mientras que sólo 2 están vinculados con los conocimientos técnicos.

Sin embargo, dominar estas aptitudes requiere un proceso de transformación personal que incluye cambiar hábitos y adoptar nuevos enfoques. En este contexto, Miguel Navarro presenta diferentes principios prácticos para aplicar en la vida diaria que ayudan a profundizar en el propio desarrollo personal.

  1. Autoliderazgo como base de desarrollo personal. Esto implica la capacidad de ejercer control sobre uno mismo, gestionar emociones, establecer metas claras y, sobre todo, superar las limitaciones propias. Aprender a tomar nuestras propias decisiones, actitudes y comportamientos permite lograr objetivos personales y profesionales de manera más rápida y sencilla.
  2. Desarrollar relaciones uno a uno para generar conexiones profundas. Las relaciones interpersonales son clave para el crecimiento y éxito en la vida. La empatía, la escucha activa y la conexión genuina con los demás juegan un papel clave en la construcción de relaciones sólidas y auténticas. El desarrollo de estas habilidades interpersonales facilita la colaboración, el apoyo mutuo y el fortalecimiento de los vínculos personales y profesionales.
  3. Liderazgo de grupos y la habilidad de gestionar equipos. Este bloque requiere un conjunto de habilidades más sofisticado, ya que implica la capacidad de influir en varias personas simultáneamente. Por ello, es importante poder motivar, inspirar y guiar a un equipo hacia un objetivo común. Esto demanda la habilidad de entender dinámicas grupales, delegar tareas de manera efectiva y fomentar un ambiente de colaboración. Un buen líder de grupos no solo debe centrarse en el cumplimiento de las metas, sino también en el desarrollo y bienestar del equipo, asegurando una motivación continua.
  4. Comunicarse en público.  Esta habilidad permite impactar a un número más amplio de personas y generar un cambio significativo en sus perspectivas o comportamientos. Comunicar un mensaje con claridad, seguridad y emoción no solo amplía el alcance de la influencia personal, sino que también establece al orador como una figura de autoridad y confianza.

Dentro de un escenario en que la automatización y la inteligencia artificial continúan transformando el panorama laboral, las competencias humanas como la empatía y la comunicación efectiva se posicionan como las más difíciles de replicar por la tecnología. Así pues, el desarrollo de habilidades blandas no solo es fundamental para adaptarse al futuro del trabajo, sino que también ofrece ventajas inesperadas.

Fuente Original: Aquí

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